viernes, 13 de febrero de 2015

Ojalá pudiera creer a todas esas personas que dicen que el tiempo no existe, que lo que existe son los relojes. Porque entonces la distancia tampoco existiría. Habría centímetros, metros, escuadra y cartabón, todo eso. Pero para mi, que haya una forma de medir algo, es que ese algo existe. En el sentido de que no solo lo físico y tangible es lo único real, porque yo siento perfectamente como bofetones cada momento que paso sin ti y calculo que estás lo suficientemente lejos para no poder salir hacia ti corriendo como me gustaría. Sé que no te lo vas a creer ahora, después de esta verborrea metafísica de pacotilla y a la vez tan seria para empezar, pero a veces acaricié la almohada imaginando que eras tú. Otras tantas me inventé cuentos que tratan de explicar que la belleza de las cosas está en los ojos de quien las mira. Y lo más triste venía cuando me acurrucaba y la ponía a mi espalda para simular de alguna manera un contacto humano. El tuyo, a poder ser. Te he echado de menos, amor. Me alegro de estar aquí contigo. Te quiero.
Feliz san Valentín.

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