domingo, 8 de marzo de 2015

Intentando adelantar las agujas de un reloj de arena por verte.

Largo Invierno, lárgate. Llévate tus fríos y tus humedades que a nadie gustan si no es para quedarse en casa abrazada a una almohada amante o besarse bajo la lluvia con alguien que muerda mis pasos. Deshacerme de ti será lo más parecido a encontrar mi yo perdido en otros brazos.
Largo Invierno, lárgate. Quédate con las distancias que has traído en caladas difusas de etcéteras sin sentido alguno y segundas partes íntimas que si son buenas. Envenénate tú cuando con pinchas de rosas secas te arañes sin querer queriendo. No yo, que si fuera posible morir al día más de una vez, ahora mismo estoy muriendo al recordar los antiguos continuará a corto plazo y los masajes con final feliz, sin crema en las manos y si quieres no paramos.
Y si alguna vez te cabe la duda o sueñas que te dejo caer por el precipicio de la vida tu sola, recuerda simplemente mi imagen sentada en el suelo de algún sitio que no exista intentando adelantar las agujas de un reloj de arena por verte.

viernes, 13 de febrero de 2015

Ojalá pudiera creer a todas esas personas que dicen que el tiempo no existe, que lo que existe son los relojes. Porque entonces la distancia tampoco existiría. Habría centímetros, metros, escuadra y cartabón, todo eso. Pero para mi, que haya una forma de medir algo, es que ese algo existe. En el sentido de que no solo lo físico y tangible es lo único real, porque yo siento perfectamente como bofetones cada momento que paso sin ti y calculo que estás lo suficientemente lejos para no poder salir hacia ti corriendo como me gustaría. Sé que no te lo vas a creer ahora, después de esta verborrea metafísica de pacotilla y a la vez tan seria para empezar, pero a veces acaricié la almohada imaginando que eras tú. Otras tantas me inventé cuentos que tratan de explicar que la belleza de las cosas está en los ojos de quien las mira. Y lo más triste venía cuando me acurrucaba y la ponía a mi espalda para simular de alguna manera un contacto humano. El tuyo, a poder ser. Te he echado de menos, amor. Me alegro de estar aquí contigo. Te quiero.
Feliz san Valentín.