lunes, 25 de julio de 2011

Sobre gustos

Sobre gustos no hay nada pensado fijo, nada escrito. Con los gustos distinguir entre raro y normal es todo un delito. Dimito en la acción de ponerme a catalogar si lo que a ti te gusta estaría bien o mal. Porque para gustos los colores: verde, naranja, rojo, azul… Para gustos los sabores: dulce, salado, amargo, tú… Cada cual elige un número, por ejemplo cuatro, cinco, dos, diez. Sobre gustos en el amor… no hablare de el por esta vez. Va ¿eh? Que parece fácil y lo es, pero al final nunca me sale, ¿tú te crees?

- Bueno, pues aunque no sepas hacerlo, procura demostrar quien eres hoy.

“¿Y quien soy yo?” ¿Quien era ella? Se dijo mientras que se daba cuenta de que no le gustaba… ¡Ah, si! Sobre gustos, que me voy del tema. Así que, ¿prefieres oscuridad o aquello que es exactamente lo contrario pero que infunde el mismo miedo? De elegir se trata entre lo paradójico e irreal de que todo sea extremo, fatal o haga engordar. ¿No me pueden dejar en paz? Nunca empatar, perder o ganar, ser o no ser. Poder hacer un millón de cosas y solo callar por no encontrar otra forma mejor de demostrarte que sigues viva. Oírte respirar. ¿Qué harías tú? Nada… bueno, entiendo. Yo tantas veces he querido no pensar no existir. No tener que saber si redondo, cuadrado o gris. ¿Acaso alguien si? A mi me gusta únicamente saber que hay gustos para vender y regalar. Y nadie debe juzgar, no tienen por que estar mal. Son como pequeñas acotaciones a pie de pagina que, sin el como, solo marcan el transcurso de algunas partes de una novela. La tuya. Y que te sobre si te hacen feliz con esto. El resto del tiempo dedícalo a preguntarte porqué unas cosas flotan y otras no. Por el ruido de las cosas al caer. El porqué la gente siempre sonríe por debajo de la nariz. Interesante. ¿Qué crees? Que cupido construye mis flechas con varillas de paraguas rotos. Oxidados. Lo se. Digo… que me gusta que existan muchas opciones y gustos personalizados. Me gusta que exista tanto el cuándo como el porqué. Que tengamos el cómo y el para qué. Los ¿me quieres?, ¿lo querré? Elegir puedes tu interrogante pues, pero cuanto mas tarde mejor. Que te azote lo menos posible el que no los sepas responder, por favor. Que no te duela el saber que hay una nube en el aire de más pregustas que quieres hacer, pero miras al suelo para no verla, para obviarla. La nube también. Olvidarla.

Y a la pregunta sobre gustos ¿Quién tendrá respuesta? Atenta:

Sobre gustos no hay nada pensado, nada escrito. Y sobre todo que nadie lo haga jamás. Libertad. Nadie se atreva a juzgar ¡Y que Dios me libre de intentarlos explicar alguna vez! Ejem... esto no ha sido para nada un intento de hacerlo…

Inevitable no pensar en las muñecas de porcelana.

5 de junio de 2011.